Novalis II


Friedrich von Hardenberg (Novalis)

Los Himnos a la Noche y la poesía romántica



Valmore Muñoz Arteaga

Universidad Católica Cecilio Acosta







1.- Introducción Biográfica



En las últimas décadas del siglo XVIII surge el movimiento romántico como expresión contra
los cánones y moldes del clasicismo y academicismo artísticos y literarios. Entre sus
figuras más representativas se encuentra Friedrich Leopold von Handerberg (Novalis1),
quien nace el 2 de mayo del año 1772 en la hacienda paterna de Oberwiederstädt, en el
Condado de Mansfeld (Alta Sajonia2); fruto del segundo matrimonio de Erasmus von
Hardenberg con Auguste Bernhardine von Bölzig. De los once hijos de esta unión, tan sólo
uno sobrevivirá a su madre, toda su prole desapareció en brazos de la tisis. El círculo
familiar del joven Novalis está gobernado por la religiosidad pietista de la casa paterna,
anexada a la secta de los Hermanos moravos3, el modo de vida de la aristocracia culta de
la Alemania de fines del siglo XVIII, la vida bucólica y, al residenciarse la familia en
1878 en Weisenfels, donde el padre de Novalis recibe el nombramiento de director de las
salinas de Artern, un creciente interés por la minería. No se avizoraba en el niño nada
que hiciera concluir alguna inclinación por las letras. A partir de los 9 años de edad, y
luego de superar una grave enfermedad, comienza a dar muestras del genio que lo
caracterizará más adelante.



Su acercamiento a las Ciencias y a las Letras se inicia desde el hogar, en el espíritu
quietista del hernutismo. Parte a residenciarse en la mansión de un tío suyo, Friedrich
Wilhelm von Hardenberg, ubicada en Locklund. El tío era poseedor de una amplísima
biblioteca, allí entre centenares de libros se diluían los sueños del adolescente. En 1789
ingresa a estudiar en el de Eisleben, allí se terminaría de formar su espíritu
protestante.



En 1790 se inscribe en la Universidad de Jena para estudiar filosofía. La templada
autoridad de la casa paterna palideció ante el avasallante entusiasmo del joven estudiante
por su maestro y profesor Friedrich von Schiller. El ambiente de la ciudad lo absorbe por
completo, la vida culta y artística de Jena será fundamental en su formación y
complementará a la propia Universidad. En Leipzig, donde dará continuidad a sus estudios,
entablando luego conocimiento y amistad con los hombres cuyo mundo espiritual -que era el
propio del Romanticismo temprano- habría de desplegar la más concluyente influencia sobre
el poeta y pensador Novalis y cuyos nombres surgen inscritos con letras doradas en la
historia del pensamiento alemán Tieck4 y los hermanos Schlegel5.



De estos jóvenes, casi todos de la misma edad de Hardenberg, fue sobre todo Friedrich
Schlegel, el entusiasta de Winckelmann y erudito conocedor de la poesía antigua, quien
había de convertirse en amigo entrañable de Novalis y acercarle a Fichte, a la vez que le
orientaba hacia un humanismo estético y sentaba los cimientos de su interpretación de la
historia. Las influencias de este ambiente, en el que, pese a su positivo valor formativo,
flotaba mucho de las nebulosas concepciones de los románticos favoreciendo el pensamiento
inclinado a lo fantástico e irreal de Novalis, fueron contrarrestadas hasta cierto punto
por el estudio de la minería en Freiberg, en cuya famosa escuela de minas el poeta estudió
y escuchó más tarde las enseñanzas del prestigioso geólogo Werner para poder aspirar a un
cargo en las salinas del Estado de Sajonia (ASÍS CABALLERO, 1974: 279)



Durante el año de 1794 se produce un suceso trascendental en la breve vida de Novalis que
habría de sustentar su obra mucho más allá de todas las lecturas y amistades que ya tenía.
Conoce a Sophie von Kühn, hijastra de un aristócrata de Rokkenthien, una jovencita que no
cumple todavía los trece años, "y se siente arrebatado por un irresistible sentimiento
amoroso hacia la joven, que pocos meses después es su prometida" (Ob. Cit. 280). Sophie no
fue en modo alguno el primer amor de Novalis, al parecer y como queda evidenciado en la
correspondencia entre sus hermanos, el poeta fue un constante enamorado. Sólo que un
episodio doloroso hará que este amor se transforme en algo que traspasa los linderos de la
realidad. Dos años después de iniciarse los amores entre ambos, ella muere. "Fue esta
separación inmensamente dolorosa la que, como una tremenda catarsis, abrió en el alma de
Novalis una dimensión metafísica y mística que caracteriza virtualmente toda su obra"
(Ídem.) El culto de la amada muerta se transforma en adelante en el momento decisivo de la
actitud vital de Novalis; toda su obra, sus apuntes y anotaciones del diario así lo
aseguran.



Después de culminar sus estudios profesionales en Wittenberg y de haber sido iniciado en
la práctica de la administración en Tubinga. Siente la vocación de fundar un hogar propio;
parece como si su trabajo y su juventud fuesen alejando de él poco a poco,
insensiblemente, la imagen de Sophie y el anhelo de la muerte. En el comienzo de los
treinta años formaliza sus relaciones con Julie von Charpentier. En 1800 se traslada a
Dresde para spirar a una plaza de jefe de administración, que le permita asegurar el
porvenir económico de su futura familia, pero el destino vuelve a jugar con el alma
sensible del poeta, esta vez para extinguirla. Sufre una hemptisis6 y en la noche del 15
de marzo de 1801, mientras dormía, Novalis deja este mundo.







2.- Romanticismo alemán



Durante las primeras tres décadas del siglo XIX, prospera en Alemania, en torno a la
longeva y serena figura de Goethe, el período propiamente romántico de su literatura, y
haciendo casi imposible determinar una fecha para su desaparición, ya que todas las
figuras posteriores como Mörike, Lenau y Heine se verán seducidos por el discurso
romántico, haciéndose extensivo -de alguna manera- en la obra de Hermann Hesse y Thomas
Mann. Dentro del Romanticismo europeo, la contribución teutona se distingue por su
profundidad, que logra emparentarse con la filosofía, con que se radicalizan los
principios de la nueva tendencia.



Tomando a los filósofos como punto de referencia externo, podríamos decir que, después de
la revolución efectuada por Kant, el Romanticismo nos da su mentalidad reflejada en forma
abstracta por Fichte, para cerrarse e en Hegel. Se trata, pues, del idealismo en su punto
extremo, en que el hombre, prescindiendo del desinterés objetivista de la filosofía
clásica, parte de un sentido ético, de exaltación de la nobleza y la libertad del
espíritu, para considerar la realidad entera determinada y valorada sólo por éste
(VALVERDE, 1971: 30)



Cuando Fichte dice que el YO se opone al NO-YO al oponerse a sí mismo, esta fría fórmula
significa que el espíritu adopta su posición por su propio impulso íntimo, y que esta
posición configura el modo de ser de toda la realidad (Ídem.) La cosa en sí se cambia en
algo, no sólo recóndito, sino aterrador, que es necesario someter con el alma. La
individualidad humana se transforma en un momento del gran Espíritu, concretándose en los
hombres y tomando actitudes estructuradoras del mundo; en tal sentido manifiesta Fichte
que la filosofía dependerá de la clase de hombre que la elabore.



Entre las filosofías no habría diferencias de mayor o menor aproximación a una realidad
objetiva -éste es el sentido de tal afirmación-, sino de altura moral, de soberanía sobre
el exterior, de independencia autodeterminadota. El primer resultado del idealismo es la
fusión -y aun la confusión- de todos los aspectos de lo real en una gran unidad subyacente
y semivelada (Ídem.)



Dentro de la literatura las estructuras del discurso y la propia obra sufren una
desvalorización, con la finalidad de exaltar lo que para ellos es lo único importante: el
Espíritu magnífico y libre. De allí que la mayor parte de las producciones (literarias y
artísticas, en general) del momento brinden un talante tan original y paradójico. En otro
sentido, se hace particular en el romántico alemán ser muy emancipado y abierto, y a la
vez luchar contra su propia naturaleza humana que lo inclina hacia una tendencia sostenida
por el orden, cobijándose la más de las veces en la Iglesia Católica, "por una admiración
externa de carácter estético, y por una nostalgia de seguridad y jerarquía, tal vez sin
auténtica fe en algún caso" (Ídem.) Así lo afirma el poeta Caspar David Friedrich:



El arte no debe en modo alguno proponerse el engaño, y ejecuciones de tal dimensión
constriñen la imaginación del espectador; la imagen sólo debe insinuar, y, ante todo,
excitar espiritualmente y entregar a la fantasía un espacio para su libre juego, pues el
cuadro no debe pretender la representación de la naturaleza, sino sólo recordarla (VARIOS,
1994: 53)



Otro poeta y filósofo, Wilhelm Heinrich Wackenroder, apunta:



Siempre se han apuntado y vuelto a contar algunas anécdotas de artistas, o sostenido y
defendido sin cesar algunos lemas significativos; y ¿cómo ha sido posible que fuese tan
superficial la admiración con que se escucharon, que nadie haya sido capaz de vislumbrar
en esos elocuentes signos lo más sagrado del arte, a lo que aluden? ¿Y por qué no
reconocer también aquí, como en la naturaleza restante, la huella del dedo del Creador?
(Ídem.)



El romántico alemán, sin duda por ser el más romántico de todos los europeos, subyugan y
desdeñan los éxitos literarios con la finalidad de glorificar al Espíritu donde todo puede
palidecer. El romántico alemán construye su conocimiento en forma de puente que lo conecta
con el campo de la espiritualidad:



Hat Christus sich mir gegeben,

Und bin ich seiner erst gewib

Wie schell verzehrt ein lichtes Leben

Die bodenlose Finsternis

Mit ihm bin ich erst Mensch geworden;

Das Schicksal wird verklärt durch ihn,

Und Indien mub selbst im Norden

Um den Geliebten fröhlich blühn7

(NOVALIS, 1995: 82)



En el discurso se dejan ver una serie de aspectos que alimentan la llama romántico y ese
entusiasmo espiritual: la Edad Media, Grecia, Oriente y la Iglesia Católica. Dentro del
romanticismo germano figuran nombres de primera categoría como Hölderlin, Jean Paul
(Johann Friedrich Richter), Clemens Brentano, Ludwig Tieck, E. T. A. Hoffmann, entre
otros.



Friedrich Hölderlin (1770-1843), su obra se reduce a una novela lírico-epistolar,
Hyperion, una tragedia que quedó inacabada, Der Tod des Empedokles (La muerte de
Empédocles), y un grupo de poemas, publicados algunos en vida y otros después de su
muerte. Desde muy joven el poeta evadió el mundo cotidiano para refugiarse en un trasmundo
irreal, edificado fundamentalmente sobre lecturas griegas clásicas, llegando a fundirse
con aquella lejana cultura que la convirtió en su realidad. En su poética se presenta una
exaltación del mundo helénico, sobre la base de su creencia de que los ideales de la
humanidad los personificó en el arquetipo griego. El helenismo lo llevó a considerar al
poeta como un tendido entre lo glorioso y la mediocridad de lo terrenal. La fuerza
espiritual se concentró en el idealismo de la libertad, corriente que ya tenía sus
orígenes en la filosofía de Kant, Schiller y Humboldt. Hölderlin quedó profundamente
entusiasmado por la revolución francesa y el significado de esta en los fragmentados
pueblos alemanes.



Jean Paul (1763-1825) (Johann Friedrich Richter) produjo amargas sátiras en su juventud;
sus escritos posteriores son más imaginativos y sentimentales. Alcanzó su mayor éxito con
la novela sentimental Hesperus (1795). Titán (4 volúmenes, 1800-1803), una novela que
contiene elementos autobiográficos y que discute las ideas revolucionarias de la época, es
considerada su mejor obra. También publicó ensayos, reseñas críticas y varias obras
teóricas, como Preestadio de la estética (1804), sobre la poesía, y Levana (1807), un
corto tratado sobre la educación. Su autobiografía inacabada es considerada su mejor obra
romántica.



Clemens Brentano (1778-1842) pertenece a la segunda generación del romanticismo. Desde muy
temprano entró en contacto con la historia de la literatura alemana (su madre fue
pretendida por Goethe, y su abuela por Wieland). Al igual que Novalis, ingresa en la
Universidad de Jena. Luego de su tercer matrimonio, se convierte al catolicismo
renunciando a su vida mundana y literaria. Brentano consideró a la poesía como una
falsedad, un espejismo engañoso que se niega a reflejar la imagen de Dios. Estuvo
poderosamente influido por Boccaccio, Calderón y Hölderlin. En sus poesías, novelas y
teatro, abundan las imágenes fantásticas y las expresiones sorprendentes. Con su cuñado,
Achim von Armin, editó una colección de poemas populares alemanes, El niño y el cuerno
encantado (3 vol., 1806-1808), que sirvió de letra para un ciclo de canciones de Gustav
Mahler. Brentano escribió muchos relatos, entre los que se cuenta el notable El bravo
Gasparcito y la bella Anita (1817). Durante sus últimos años, especialmente en el
Romancero del rosario, publicado póstumamente (1852), Brentano dedicó su genio literario a
propagar la fe de la iglesia Católica.



Ludwig Tieck (1773-1853) considerado por algunos críticos como ejemplo del poeta
romántico. Su poesía suelta, formada bajo la sombra de Goethe, aporta la introspección
sentimentalista propia del momento. Lo que puede rescatarse como valioso es la obra
dramática de Tieck, sin olvidar su novela William Lovell, interesante porque desnuda la
desintegración moral de un espíritu atormentado.



Es difícil definir las obras teatrales de Tieck porque tienen un intermitente carácter de
parodia que las hace muy peculiares. Algunos de sus pasajes servirían para ilustrar el
sentido de la ironía romántica; personajes que de pronto denuncian lo absurdo de la
convención escénica, o se asombran porque se produce algo que no estaba en el papel, etc.
(Ob. Cit, 1971: 36)



Tieck fue el introductor de Shakespeare y Cervantes en Alemania, les tradujo casi toda sus
obras.



E. T. A. Hoffmann (1776-1822), escritor y compositor alemán, una de las figuras más
representativas del romanticismo alemán. Pero Hoffmann es conocido sobre todo como
escritor. Sus obras de ficción, que combinan lo grotesco y lo sobrenatural con un poderoso
realismo psicológico, influyeron mucho en el romanticismo europeo. Las más famosas quizás
sean los cuentos fantásticos en los que Jacques Offenbach basó su ópera Los Cuentos de
Hoffmann (1880) y Léo Delibes su ballet Coppélia (1870). Su personaje del Kapellmeister
Kreisler también inspiró la obra para piano Kreisleriana del compositor alemán Robert
Schumann. Muchos de sus cuentos más populares los reunió en el libro Piezas fantásticas (2
volúmenes, 1814-1815), que además contiene una colección de crítica musical y sus propias
ilustraciones. También escribió la novela Los elixires del diablo (1815-1816), famosa por
el uso de un personaje doppelgänger, ('un doble fantasmal'). Compuso música religiosa,
lieder, algunos conciertos, piezas para obras teatrales; su ópera Ondina (1816), influyó
en compositores posteriores, como Weber.







3.- Los Himnos a la Noche (Hymen an Die Nacht)



Los Himnos a la Noche constituyen una de las obras más hermosas del romanticismo
universal. Fueron publicados en 1800. La redacción de los himnos está vinculada con la
muerte de Sophie von Kühn, en 1797. Días después Novalis pierde a su hermano Erasmo. La
sombra de los muertos y sobre todo de la muerte se posa sobre la cornisa de la
cotidianidad de Novalis. Los estudios más modernos aseguran que los Himnos fueron escritos
entre 1799 y 1800, y luego publicado por vez primera en Athenaeum, que editaban los
hermanos Schlegel, en agosto de 1800, aunque todo apunta a que hubo una edición anterior
en verso libre. En todo caso, es una colección de poemas en donde a la diurna fe de la
Antigüedad se contrapone la concepción de la noche como misterio creador de la vida y de
la muerte, del milagro y de la redención cristiana.



El poema de la noche principia con una pequeña súplica que ensalza el reino de la luz,
pero únicamente para que en violenta discordancia el poeta se aleje de ella y se regrese
hacia la misteriosa noche: "Abwärts wend ich mich zu der reiligen, unaussprechlichen,
geheimnisvollen Nacht. Fernab liegt die Welt -in eine tiene Gruft versenkt- wüst und
einsam ist ihre Stelle"8 (Novalis, 1995: 26).



En la oposición entre los dos términos, luz y sombra, día y noche, se sostiene y nivela
toda la construcción de los himnos, pero en los términos y en su confrontación se enlaza
un manojo enmarañado de significados. Lo múltiple, la variedad del contenido en la unidad
de una intuición es concepto principal en Novalis.



Los dos primeros poemas himnos en una sucesión vertiginosa de imágenes ponen en manifiesto
el sentido oculto en los símbolos del día y la noche, oponiéndolos: la luz es el reino de
la acción y el movimiento incesante, el lugar del trabajo, de la actividad, del infausto
trajín; es el reino de los límites y las diferencias, de la separación y la determinación,
de las cosas distintas: "Buscamos por doquiera el absoluto (das Unbedingte: lo no
cosificado) y sólo encontramos cosas", dice un fragmento de 1797. (FERRARI, 1995: 12)



La luz representa a su vez en este primer enfoque, el tiempo restringido de la vida, la
vida como determinación del tiempo; por ello Novalis la simboliza como el mecanismo del
reloj; y sin embargo en las primeras líneas la luz aparece como "alma íntima de la vida",
como la esencia que respira el poeta, figurado en la alusión al egregio extranjero en
cuyos labios abunda el canto (Ídem.) La luz se hace esencia destilada que respiran todos
los hombres y seres terrenales convive en estos primeros himnos con una luz imaginada en
su aspecto externo, acción y movimiento autónomo de la materia. ¿Juega Novalis con dos
significados del concepto de luz?, la que podemos denominar de la hora, la cotidianidad,
la vigilia, ahuyentadora del sueño, del amor y de la noche; y a la otra, la luz primigenia
y trascendente, hogar donde coexisten los dioses, la de la deshora, del ensueño; es a ella
a la que canta el poeta durante esos primeros cantos.



Así nacen desde la luz, los hijos de la Madre Noche que circunda en su manto a los amantes
y a los afligidos. Uno por uno de sus atributos se oponen a los de la luz: es la eternidad
y la infinitud sin tiempo y sin espacio, la deserción de los límites, la indiferencia, la
embriaguez -opio, vino y amor-, la unión amorosa, la inconciencia, todo lo que excluye en
fin el trabajo diario, la reflexión sobria, el reloj (Ídem.); es la gran madre, la dueña
del amor creador y por consiguiente Sophie es convertida en símbolo del amor y de lo
eterno femenino. Ella es la primera síntesis entre la luz y la sombra, entre la vida y la
muerte, entre el fuego y el agua; aquella que guía al poeta por los túneles de la noche
que no es otra cosa que la propia vida, la vida que está por encima de la muerte y lejos
de la luz terrestre.



La visión de Sophie se hace, a partir de ahora, la mediadora entre la vida y la muerte,
entre la luz y la noche. Desde el corazón de la Muerte la Madre tiende su mano salvadora
al hijo para dar pie a una nueva cadena que sustituye las cadenas rotas de la luz. Todo se
vuelve entonces otro mundo. El otro mundo: más allá, del otro lado, son términos claves en
la poesía de Novalis en torno a los cuales gira su concepción de la noche. Al final del
poema queda claro todo su sentido. Es una historia mítica del universo que resiste a la
cronología y en la que el poeta afirma una concepción ahistórica de la realidad9. Al
imperio del destino sigue la edad de oro, cuando dioses y hombres eran parientes y
coexistían en el mismo paraíso. "El poeta alude sucesivamente a Tetis10, Hebe11, Dionisos,
Deméter12 y Afrodita" (Ídem.) Los dioses hacen de la noche su nueva morada y la luz
terrestre es despojada de su divinidad; y, por fin, advenimiento de Cristo quien surge
como una transformación de las antiguas divinidades exiliadas.



Con el cristianismo se realiza la reconciliación en una nueva creación. Muere la muerte,
que no es sino el tránsito a la vida eterna, y la unidad de la luz y la noche que al
principio del poema se prefiguraba en Sophie se realiza totalmente en la faz del Padre que
da figura a la claridad divina, conciliación de la luz y la sombra, como parece indicarlo
un poema ligeramente posterior a los Himnos: "Cuando la luz y la sombra se acoplen de
nuevo para volver a engendrar pura claridad" (Ídem.)



Finalmente, hay que acotar que los dioses no han muerto, tan sólo se han dormido en la
noche y reaparecen siempre, grandiosamente transformados en Cristo y en la Virgen María;
viven inmortales en el corazón del hombre, pues lo que canta Novalis no sucede en la
historia sino que se da perenne y sincrónicamente en el alma humana como una acumulación
de vivencias que le abren las puertas de la eternidad.







4.- Conclusiones



Novalis, así como el resto de los románticos alemanes, abrazará y confundirá todos los
terrenos: la literatura y el arte figurativo, la Historia y las ciencias de la Naturaleza,
Sociología y Psicología, Filosofía y Medicina, Política y Religión.



Los románticos descubrieron las fuerzas de la inconciencia y la subconciencia; el sueño,
el presentimiento, la nostalgia, lo mágico y fantasmal, el magnetismo del alma y el enigma
de los mitos.



El YO es asumido como principio del Universo, esta activa función se convirtió para el
sentir poético de los románticos en una deleitosa contemplación de dicho yo como vía de
acceso al Universo.



Toda la literatura romántica es una mezcolanza de formas: el drama tiende a la epopeya; la
lírica, al puro sonido; la narración, al cuento de hadas. La arbitrariedad en el libre
juego de las formas da nacimiento a un nuevo arte de lo grotesco.



La poesía romántica es progresiva y universal. Su función no consiste meramente en reunir
todos los géneros poéticos divididos y en poner en contacto la Poesía con la Filosofía y
la Retórica.



La poesía romántica anhelaba encerrar todos los temas y todas las formas en nunca conclusa
evolución; era a la vez universal e individual, fantástica e irónica.



Lo que el romántico buscaba siempre en el mundo era la creación de su propia alma, una
nostalgia de sí mismo y una vía hacia su propio interior: ensueño, recuerdo, pálpito y
visión (MARTINI, 1964: 322)



La nueva sensibilidad romántica se refugia en el catolicismo.



El romanticismo alemán constituye la más rica manifestación del irracionalismo que aparece
en todas las naciones europeas desde fines del siglo XVIII. Las frustraciones de la
realidad fueron compensadas en forma de originalidad creadora y de nostalgia tanto de lo
pasado como de lo futuro.







5.- Bibliografía



ASÍS CABALLERO, Francisco (1974) Friedrich von Hardenberg (Novalis) En: Forjadores del
Mundo Contemporáneo. Tomo I. Barcelona: Planeta.



FERRARI, Américo (1995) Introducción En: Himnos a la noche / Cánticos espirituales.
Valencia: Pre-Textos.



MARTINI, Fritz (1964) Historia de la literatura alemana. Barcelona: Editorial Labor.



NOVALIS (1995) Himnos a la noche / Cánticos espirituales Valencia: Pre-Textos.



SERRANO PONCELA, Segundo (1971) La literatura occidental. Caracas: Universidad Central de
Venezuela.



VALVERDE, José María (1971) Historia de la literatura universal Tomo 3. Barcelona:
Planeta.



VARIOS AUTORES (1994) Fragmentos para una teoría romántica del arte Antología y edición de
Javier Arnaldo. Madrid: Tecnos.







Notas:



[1] Novalis: Seudónimo procedente de la latinización del apellido von Rode (de Novali) de
un antepasado del poeta. Este apellido, a su vez, proviene de la finca de Grossenrode, en
tierras de Hannover, y significa campo recién roturado. Los contemporáneos acentuaban
Novalis en la o de la primera sílaba.



[2] Sajonia (en alemán, Sachsen), estado federado (land) y región histórica de Alemania
localizado en el extremo oriental del país, en la frontera con la República Checa y
Polonia. Desde un punto de vista geográfico, el territorio se divide entre el sector
meridional, dominado por las elevaciones de los montes Metálicos, y el sector central y
septentrional, área de colinas atravesadas, en sentido latitudinal, por los valles
fluviales del Elba y el Mulde.



[3] Hermanos Bohemos o Hermanos Moravos, sociedad religiosa establecida en Praga a
mediados del siglo XV. Originalmente estaba compuesta por antiguos miembros de los
husitas. También se les conoce con el nombre de Hermanos Unidos. En 1450 los Hermanos
Bohemos se establecieron en las cercanías de Silesia y Moravia. Durante la Contrarreforma,
alrededor del año 1600, esta comunidad casi desapareció al verse sus miembros forzados a
convertirse a la religión católica romana. A pesar de esto, la sociedad de los Hermanos
Bohemos no murió, y en 1722 algunos de sus componentes emigraron y se establecieron en
Herrnhut, Sajonia, en las tierras del reformador religioso, Nikolaus Ludwig von
Zirzendorf.



[4] Ludwig Tieck (1773-1853), escritor alemán, que fue uno de los líderes del romanticismo
germánico. El más conocido de sus cuentos populares fue Eckbert el rubio (1796).



[5] Friedrich von Schlegel (1772-1829), crítico y filósofo alemán, nacido en Hannover,
estudió derecho en las universidades de Gotinga y Leipzig. Dedicado a la literatura,
escribió Los griegos y romanos (1797), entre otras obras sobre la antigüedad clásica.
Desde 1798 fue el principal filósofo del primer movimiento romántico de la literatura
alemana, expuso sus ideas en el periódico que él y su hermano August Wilhelm habían
fundado, El Ateneo. Friedrich von Schlegel editó después otros periódicos y también dio
clases de filosofía, historia y literatura. August Wilhelm von Schlegel (1767-1845),
crítico, traductor y profesor universitario alemán. Nació en Hannover y se educó en la
universidad de Gotinga. Como profesor de literatura en las universidades de Jena y después
en Bonn, dedicó mucho tiempo a escribir.



[6] Hemoptisis: tos severa que origina un esputo espumoso teñido a veces de sangre.



[7] "Pero desde que Cristo / A mi se ha revelado / Desde que cierto estoy de su presencia
/ Una vida de luz en un instante / Las tinieblas sin fondo ha devorado / Con él por vez
primera me he hecho hombre / Él ha transfigurado mi destino / Y hasta en el norte las
lejanas Indias / Exultan y florecen / En torno del amado"



[8] "Apartado de ella, yo me vuelvo hacia la sagrada inefable misteriosa noche. Lejos yace
el mundo -sepultado en honda cripta- desierto y solitario está su lugar"



[9] "Entendamos ahistórica sólo en la medida en que el poeta subsume la sucesión
cronológica, la historia natural y la historia de la humanidad en una realidad absoluta
que la trasciende como la muerte y la noche trasciende la vida y la luz que impulsa la
actividad terrestre. Por lo demás, la lectura atenta de los Fragmentos revela en Novalis
una mente hondamente inquieta por el futuro del hombre en esta tierra y por el devenir
histórico como manifestación o fenómeno de la vida absoluta; en esta visión futuro y
pasado aparecen como dos mundos de la realidad" (FERRARI, 1995: 24)



[10] Tetis (nereida), en la mitología griega, hija de las divinidades marinas Nereo y
Doris, y la más famosa de las nereidas. La pretendieron Zeus, el dios supremo, y también
Poseidón, dios del mar, quienes le comunicaron la profecía de que daría a luz un hijo que
sería más poderoso que su padre. Fue entregada a Peleo, gobernador de los mirmidones,
quien era considerado el más digno entre los mortales. De esta unión, Tetis concibió al
héroe Aquiles.



[11] Hebe, en la mitología griega, diosa de la juventud, hija de Zeus y Hera. Durante
mucho tiempo, Hebe cumplía la función de copera de los dioses, a quienes les servía néctar
y ambrosía. El príncipe troyano Ganimedes la sustituyó en esta tarea. De acuerdo con una
versión, dejó de ser copera de los dioses cuando se casó con el héroe Hércules, que
acababa de ser deificado. Según otra historia, fue apartada de su lugar a causa de una
caída que sufrió mientras servía a los dioses.



[12] Deméter, en la mitología griega, diosa de los granos y de las cosechas, hija de los
titanes Cronos y Rea. Cuando su hija Perséfone fue raptada por Hades, dios del mundo
subterráneo, el dolor de Deméter fue tan grande que descuidó la tierra; no crecieron
plantas y el hambre devastó el universo. Consternado ante esta situación, Zeus, el regidor
del mundo, pidió a su hermano Hades que devolviese Perséfone a su madre. Hades asintió,
pero antes de liberar a la muchacha hizo que ésta comiese algunas semillas de granada que
la obligarían a volver con él durante cuatro meses al año. Feliz de reunirse de nuevo con
su hija, Deméter hizo que la tierra produjese flores primaverales y abundantes frutos y
cereales para las cosechas. Sin embargo, su dolor retornaba cada otoño cuando Perséfone
tenía que volver al mundo subterráneo. La desolación del invierno y la muerte de la
vegetación eran consideradas como la manifestación anual del dolor de Deméter cuando le
arrebataban a su hija. Deméter y Perséfone eran veneradas en los ritos de los misterios de
Eleusis. El culto se extendió de Sicilia a Roma, donde se veneraba a estas diosas como
Ceres y Proserpina.







© Valmore Muñoz Arteaga 2003

Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid



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